3/12/07


TODO PARA TURISTAS

¿Quién no tiene en casa un objeto que nos recuerda nuestra visita a Benidorm?

Es cierto que somos turistas, y que como tales las tiendas de souvenirs nos enganchan con artículos que si bien no nos son necesarios, nos cubren la necesidad de que regalar. Son artículos que se pueden clasificar en aquellos que no tienen más que una finalidad decorativa y otros que, si bien nos pueden dar una utilidad, solo por el echo de llevar grabado el nombre o un símbolo que representa la ciudad donde veraneamos nos cuesta más del doble.


No nos damos cuenta que somos objeto de un estudio en el que el consumidor adquiere, en estos casos, no lo que le va ser útil sino lo que nos quieren vender; o no es cierto que más de una vez hemos comprado alguna prenda de vestir que nos vamos a poner en la zona de playita pero que en nuestra ciudad seria imposible e impensable que no la pusiéramos, por que, si ya que vamos a comprar no adquirir algún producto que podamos utilizar en ambos lados, nuestro bolsillo se resentiría menos.

¿Quién no ha ido a Sevilla y le han llamado la atención las castañuelas pequeñitas?, Hay esta la trampa, hacer artículos que llamen la atención del consumidor y conseguir que a través de diversos medios, como son la exposición de los mismos en la calle, nos acerquemos y compremos. Pero tenemos que preguntarnos, que utilidad tienen, comparar precios de estos artículos con otros de similares características y además de venta en otro lugar que no sea el centro del turismo; nos daremos cuenta que nos están engañando o que nosotros nos estamos dejando engañar.


Podemos por tanto llegar a una de tantas conclusiones posibles, esto es, que cuando nosotros viajamos a un lugar que nos es desconocido, o que visitamos por primera vez, deseamos que se mantenga en nuestro recuerdo y no sabemos cual es la mejor forma de atrapar la esencia de ese lugar, pero no debemos de preocuparnos, para ello están estos puntos de venta que nos quieren dar esa esencia en una camiseta, en una toalla, en un bolígrafo, entre otros objetos.

Pero podemos preguntarnos ¿Le ocurre lo mismo a la persona que lleva veraneando más de dos años seguidos en el mismo lugar?
Mi respuesta: “Calló a la primera pero no creo que vuelva a tropezar”

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